Mascherano, el ganador silencioso del Inter Miami que junto a Messi quieren seguir haciendo lío en el Mundial de Clubes

El Inter Miami ya ganó en este Mundial de Clubes porque logró el objetivo de clasificar a los octavos de final, donde jugará contra el Paris Saint Germain, campeón de la Champions de Europa y amplio favorito. Cuesta decirlo y aceptarlo con la mentalidad nuestra, donde no existe el segundo; incluso les debe pasar a Javier Mascherano, Lionel Messi y toda la banda argentina que abrió una sucursal de la AFA en la MLS. Pero ya ganó, y mucho le debe al DT.
El equipo rosa fundado en 2020 se metió en esta fiesta de 32 clubes gracias a una invitación de la FIFA, polémica pero justificada en términos de marketing y deportivos, como ganador de la fase regular de la Liga de Estados Unidos, que le abrió el cupo como 'anfitrión'. Fue a fines de 2024, con Gerardo Martino en el banco, y una sorpresiva derrota en el primer turno de los playoffs de la MLS decantó en la renuncia del Tata y obligó a buscar un reemplazo: allí apareció Mascherano.
Foto: Fernando de la Orden / Enviado Especial - CLARIN
El Jefecito dejó su cargo como entrenador de las juveniles de la Selección Argentina luego de un par de eliminaciones duras y amagues de renuncia. Una fue en el Mundial Sub 20 que se organizó en el país, la otra en los Juegos Olímpicos de París 2024, donde tenía un equipazo, con estrellas de la talla de Julián Álvarez.
Masche llegó a USA con el guiño de Leo, por supuesto. Sus años compartidos de celeste y blanco "comiendo mierda" los unió para siempre, al igual que sus tiempos felices en Barcelona, con otros viejos socios que hoy coinciden en la franquicia rosa: Sergio Busquets, Jordi Alba y Luis Suárez. La química fue instantánea.
A los 41 años y en su primera experiencia al frente de un club, el nacido en San Lorenzo, provincia de Santa Fe, comprendió que en estos pagos un entrenador es también un gerente que debe moverse en forma correcta fuera del césped. Recuperó el habla en inglés que acuñó cuando vestía la camiseta del Liverpool y se preocupó por cuidar las formas, a pesar de que cada tanto explota contra el nivel (paupérrimo) de los árbitros de la Concacaf.
Foto: AP / Brynn Anderson
Afrontó el torneo de la FIFA con un plantel golpeado por las lesiones, que lo tuvo a maltraer en la liga local, y que le daba pronóstico reservado al desempeño de su equipo en un grupo donde estaban Palmeiras y Porto, además de un histórico de África como el Al Ahly.
Al Inter también lo comprometían las reglas de la MLS, que le ponen límite a las contrataciones. Por eso en sus 11 iniciales conviven estrellas y jovencitos de muy poco rodaje. Como muestra vale la pobre participación de Seattle Sounders y Los Ángeles FC, que sumaron un punto en seis partidos. En Miami se vio la mano del DT.
En el entretiempo del primer partido metió a Marcelo Weingandt y emparejó contra los egipcios; en el segundo, tocó la defensa y no sufrió con los portugueses, y en el tercero se le plantó a los brasileños de Abel Ferreira.
Ahora se le viene el PSG de su ex técnico Luis Enrique, que hace menos de un mes ganó la Liga de Campeones con una goleada histórica en la final ante el otro Inter, el de Milán. Parece imposible si no fuera por el 10 rosado.
Pase lo que pase, Mascherano y su Inter ya ganaron porque el DT gerente cumplió el objetivo que le habían encomendado. Lo celebra la MLS, en la previa del Mundial 2026. Lo que venga será de regalo.
Clarin