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El Barça explora sus errores para ganar la Champions la temporada que viene

El Barça explora sus errores para ganar la Champions la temporada que viene

Las cosas se ven diferentes el día después de una derrota, incluso tras aquellas en las que el orgullo vence sin paliativos a la culpa. El Barça de Flick ha llegado mucho más lejos de lo esperado, así que la crítica interna por la eliminación no apareció durante las horas posteriores al desencanto. Más bien todo lo contrario. La imagen del equipo, inexperto y de entusiasmo contagioso por su manera de comportarse, solo provocó elogios como reacción inmediata. Cuerpo técnico, presidencia, aficionados e incluso medios de comunicación coincidieron en un aplauso unánime. La rabia se dirigía hacia la crueldad del fútbol, que se decantó de un lado como pudo hacerlo del otro, y contra un arbitraje que remó a favor del Inter (Laporta acabó indignado), un gran equipo por otra parte.

Pero como ha quedado dicho es al día siguiente cuando la reflexión aparece. Cuando un equipo serio debe preguntarse si algo pudo hacerse mejor. El miércoles amaneció parecido pero distinto. Con las pulsaciones ya en su sitio, el orgullo de pertenencia persistía, pero supuraban los errores cometidos, menores que los méritos, pero errores al fin y al cabo.

La prioridad en el club es ganar al Madrid, sentenciar la Liga y después pulir la plantilla con Hansi Flick renovado

Hansi Flick, que felicitó a sus jugadores (“podéis miraros al espejo y estar orgullosos”), y su staff no moverán una coma de su manual, así que el riesgo siempre formará parte de su ideario. Pero atacar por defecto no debe equivaler a defender mal, y el equipo lo hizo en fases de los dos partidos, tanto en el de ida como en el de vuelta. El sistema de juego es muy exigente, física, técnica y tácticamente, y todo debe funcionar como una unidad. El Barça ha recibido siete goles en dos partidos y Flick lo considera una anomalía evitable. Del primer al segundo partido se tocaron piezas para minimizar a Dumfries y se logró. Pero otros desajustes persistieron en San Siro.

Dudó Flick entre Gerard Martín e Iñigo Martínez como laterales zurdos y finalmente escogió al primero. La razón, Araújo entraba en la ecuación si ladeaba al vasco y el uruguayo no ha contado con la confianza plena del entrenador. Araújo es posiblemente el único futbolista que no ha mejorado de un año a otro. Muy querido por el vestuario, que lo escogió capitán, y central de nivel altísimo en entornos defensivos convencionales, la línea adelantada le ha minado la moral porque Cubarsí e Íñigo Martínez le pasaron por delante cuando se había sentido imprescindible. Su entrada al campo, obligada por el agotamiento de sus compañeros, empeoró la defensa. Falló incluso allí donde sus prestaciones sobresalían. Con el 4-3 en el marcador solo quedaron atrás Héctor Fort, Araújo y Gerard Martín. Las lesiones de Koundé y Balde acabaron por ser decisivas.

Entre algunos directivos (pocos) surgió ayer el debate eterno entre la practicidad y la esencia. No hay enmienda alguna sobre el estilo (Flick es a día de hoy el santo grial de Laporta, que lo renovaría hoy si pudiera antes que mañana) pero se imputa a la inocencia de la plantilla debido a su juventud el no poseer la pausa o el gen quinqui que mate un partido cuando es necesario. Nada mejor ilustra ese debate que lo sucedido después del gol de Raphinha (2-3) que daba el pase a la final: por un lado están los que echan de menos usar maniobras para perder el tiempo y que no suceda nada; por otro, Lamine Yamal, todo ambición y talento, rozando el 2-4 enviando el balón al poste. Fútbol en esencia. El oportunismo del día después. Somos de los dos bandos en función de cuál haya sido el desenlace.

Puntos débiles Araújo no ha contado con la confianza plena del entrenador y su actuación en Milán fue defectuosa

En el vestuario, Lamine Yamal era precisamente de los futbolistas más afectados. Fermín y los más jóvenes lloraban desconsolados. Las imágenes de solidaridad entre compañeros abundaban, con Lewandowski, como es habitual, como individuo más impermeable a las emociones. El rendimiento deportivo y profesional del polaco es espectacular e intachable. Pero no es un líder de masas pese a su veteranía.

Quiere el polaco ser titular el domingo contra el Madrid. La pregunta es si lo sucedido en Milán condicionará negativamente a una plantilla tierna aún para encajar estos golpes. Fuentes consultadas para confeccionar este artículo avanzan que los jugadores se mueren de ganas por vencer al Madrid y sentenciar la Liga. Sería un colofón extraordinario a una temporada sensacional por inesperada.

Ya habrá tiempo para la planificación, en la que están elaborados los primeros esbozos. Se llevarán a cabo ventas y fichajes. El equipo fascina pero no tanto como para no ver que necesita retoques con objeto de regresar a la semifinal y esta vez ganarla. El orgullo llena pero no levanta títulos.

lavanguardia

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