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Colombia acarició la gloria en Argentina y se tuvo que conformar con un empate ante la campeona del mundo

Colombia acarició la gloria en Argentina y se tuvo que conformar con un empate ante la campeona del mundo
Qué dolor. Qué dolor hacerle un partido casi perfecto a Argentina, en Buenos Aires, y que ese casi, un despiste letal, como son casi todos los despistes en el fútbol, le quitara a la Selección Colombia la posibilidad de lograr una victoria heroica y necesaria, y que tuvo en sus manos hasta el minuto 80 con un golazo de Luis Díaz y ante un rival con 10 jugadores. Colombia empató 1-1 y aunque el resultado en esa cancha es bueno, queda la amargura, la piedra, la rabia, de que ese partido se pudo ganar.
Néstor Lorenzo, en medio de su angustia actual, revolucionó el equipo con una dosis de lucidez, una lucidez que tanto necesitaba el DT: puso a Luis Díaz de 9 o de falso 9 o de aparente 9, mejor dicho, un 9 que ni los argentinos sabían qué era porque nunca lo vieron, no lo encontraron, no pudieron descifrar sus movimientos. Lo buscaban en el área y aparecía por la banda, lo buscaban en la banda y aparecía en el área.

Thiago Almada (i) de Argentina disputa un balón con Daniel Muñoz. Foto:EFE

Lucho y su corte pusieron los pies en el Monumental para lavarse la cara, para decir acá estamos, somos Colombia y queremos ir al Mundial sin tanto preámbulo. Era una Colombia decidida, ordenada, atenta, una Colombia preparada para la batalla, con sus escudos y sus espadas, una Colombia desafiante ante el equipo de Messi.
Lucho lanzó su primera maniobra de distracción, se fue a la banda izquierda y lanzó una de sus corridas incansables, entró al área sin pedir permiso y remató a las manos del Dibu. No fue gol, pero fue el ensayo de lo que tenía preparado.

Rodrigo De Paul (d) de Argentina disputa un balón con Richard Ríos. Foto:EFE

El golazo de Luis Díaz
Colombia presionaba, asfixiaba, tenía orden y lucha, le faltaba elaborar más, creer, ahí levantó la mano James, a mí a mí, y James agarró la pelota y tiró un pase de esos que destrozan la más segura de las defensas, el aire quedó congelado en el Monumental cuando el balón le llegó a Machado que recibió solo, tan sorprendido de su soledad, que tiró la pelota por arriba. Luego Argentina se soltó de sus cadenas y Álvarez probó a Mier, lo encontró atento.
Pero Argentina se despistó, pensó que con ese remate ya había recuperado su dominio. Y no. Ahí fue cuando Díaz se quitó todo el disfraz de 9 y se fue a la banda izquierda otra vez, a su hábitat en la cancha, a su refugio, y los argentinos no se enteraron, no sabían qué se había hecho, dónde está ahora Lucho, agarralo vos; no, mejor vos, pero Díaz ya iba en modo electrizante directo al arco, como un huracán, entró al área driblando y debió pensar, esta jugada me la sé de memoria, porque dejó a uno, a dos, a tres argentinos desesperados por contenerlo, no le dio la pelota a nadie, era suya, y sus compañeros esperaban boquiabiertos que él terminara su obra, Muñoz le levantaba las manos por si acaso, pero no era necesario, Lucho miró al Dibu que reclamaba protección y ya no la tenía, estaba desarmado, y Lucho sacó su remate certero para gritar golazo, y decir golazo es decir que fue una joya, un tesoro, fue el 0-1 en 24 minutos.

Luis Díaz de Colombia celebra un gol. Foto:EFE

James fue al encuentro de Díaz y simuló que le ponía una corona en la cabeza. Fue la coronación de Lucho. Lucho es el rey, pero faltaba asegurar la victoria tan necesaria.
Argentina, siempre Argentina

Thiago Almada de Argentina. Foto:EFE

Argentina se sintió herido, lanzó sus ataques demoledores para empatar, y ahí estuvo Mier para poner sus manos ante cada remate. Ni Messi pudo vencerlo. Al minuto 70 Argentina desesperó, Enzo confundió la cabeza de Castaño con la pelota, patadón y roja.
Pero Argentina es Argentina, y al minuto 80, Almada aprovechó que Lucumí estaba en el piso, amagando con levantarse o quedarse ahí, y Almada remató y venció a Mier, y fue el 1-1. A Colombia se le escapó una victoria que hubiera sido heroica. Le queda esa piedra, esa rabia. Pero hizo un partido que le devuelve la confianza.
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