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Cuando Ayuso conoció el Mortirolo

Cuando Ayuso conoció el Mortirolo

El ciclismo ha cambiado tanto que nadie quiere aprender, que todos los jóvenes que llegan al pelotón se las dan de sabios y quieren ser maestros sin haber sido alumnos. No les gusta crecer despacio, a la sombra, porque no están hechos para esperar ni toleran fácilmente la frustración.

Juan Ayuso (2002) era así. Su ambición era acorde a su potencial cuando le incorporó el equipo UAE justo después de ganar el Baby Giro en el 2021, con 18 años. Desde siempre ha sabido que tiene una gran vuelta en sus piernas. O más. Y no tardó en enseñarlo, cuando fue tercero en su primera carrera de tres semanas, la Vuelta a España del 2022, porque para ganar, lo primero es creérselo.

Sin embargo, para el alicantino su debut en el Tour de Francia, en julio pasado, representó una clase valiosa. La cohabitación con Pogacar, líder único del equipo, leyenda en activo, no fue bien. Le costó entrar en la disciplina de grupo y abandonó en la decimotercera etapa, enfermo, con coronavirus. La conclusión que extrajeron, él y el equipo, es que debía presentarse en el Giro de Italia y ahí está en Durrës (Albania), donde hoy empieza la corsa rosa con una etapa en línea con final en Tirana, la capital.

Con Van Aert, Pidcock y Pedersen en liza, la primera mitad de la carrera estará llena de finales nerviosos

Ayuso es joven pero ya tiene alguna cicatriz en su corazón de ciclista. La más reciente, la del 30 de marzo en Montjuïc, donde perdió la Volta a Catalunya en la última etapa frente a Primoz Roglic. El esloveno del Red Bull se le marchó en un despiste y ya no le cazó. Dura lección para el español, que ha tenido tiempo de digerir. En el Giro vuelven a verse las caras.

Esta vez Roglic, veterano de 35 años, que se deja perilla de filósofo, es el favorito número 1 para ganar en Roma. Por algo ya tiene un Giro de Italia (y cuatro Vueltas). Pero Ayuso no es de los que deja impresionar ni se conforma, aunque su reto de ganar en la primera intentona no es fácil.

Y menos en Italia. En esa lista de elegidos figuran, entre otros, Coppi (1940), Gaul (1956), Hinault (1980), Indurain (1992), Contador (2008), Nairo Quintana (2014), Bernal (2021) y, desde la temporada pasada, un tal Tadej Pogacar.

La última victoria en la general de un español en la carrera fue la de Alberto Contador en el 2015

Como suele ser habitual, el Giro es una tensa espera llena de finales nerviosos, trampas y hasta el sterrato de Siena –y lo será aún más con Van Aert, Pidcock, Pedersen y Carapaz en liza– hasta que llega la última semana.

Es entonces cuando la dureza explota. De martes a sábado, hay dos etapas que rozan los 5.000 metros de desnivel (16.º y 19.ª) y ninguna es la del Mortirolo (17.ª) ni la del impresionante Colle delle Finestre (20.ª), con siete kilómetros por asfaltar.

Será el miércoles 28 cuando Ayuso conozca de primera mano el mítico Mortirolo, donde Alberto Contador sentenció el Giro del 2015, la que sigue siendo la última victoria de un español en una grande.

El Giro es una concatenación de lecciones y conocimientos que hay que saber memorizar

Aunque igual que el año pasado, el puerto se sube por Monno, la vertiente más asequible (7,6% de media), que no fácil. Además quedarán casi 50 km a la meta de Bormio cuando se corone.

El sábado llega la primera de las dos contrarrelojes, una de 13,7 y otra en Pisa, de 28,6 (10.ª). El Giro es una concatenación de lecciones y conocimientos que hay que saber memorizar, aprender y asumir para ganar. Aunque no a todos los jóvenes les guste hacerlo.

lavanguardia

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