¿Un bronceado seguro? La dieta también influye.


en un cuerpo sano
La protección solar empieza en el plato. Las frutas y verduras de color amarillo anaranjado y rojo pueden proporcionar fotoprotección natural, pero deben complementarse con protectores solares tradicionales para una verdadera protección contra los rayos UV.
Con la llegada del verano y el aumento de la exposición al sol, se vuelve importante protegernos de los rayos UV. Además de los fitocosméticos externos como el protector solar, nuestra alimentación también puede marcar la diferencia, o al menos eso afirman algunos estudios y científicos. En particular, los nutrientes antioxidantes, como los carotenoides, proporcionan fotoprotección natural. Los carotenoides son pigmentos vegetales que se encuentran principalmente en frutas y verduras amarillas, naranjas y rojas . Entre los más estudiados y conocidos se encuentran el betacaroteno, precursor de la vitamina A, y el licopeno. Estos son potentes antioxidantes capaces de neutralizar las especies reactivas de oxígeno (ROS) producidas por los rayos UV, responsables del envejecimiento prematuro de la piel, el daño a las células cutáneas y al ADN, y un mayor riesgo de cáncer de piel.
Varios estudios clínicos han demostrado estos efectos positivos, pero es difícil establecer un protocolo clínico serio y fiable. El efecto fotoprotector no es inmediato, pero constituye un valioso apoyo natural que actúa desde el interior. Dado que los carotenoides son liposolubles, es recomendable consumirlos con grasas saludables, como el aceite de oliva virgen extra, para favorecer su absorción. La nutrición se convierte así en nuestra aliada: fortalece las defensas de la piel y mejora su aspecto y salud. Sin embargo, los nutrientes no sustituyen por completo al protector solar, sino que actúan en sinergia con él, ofreciendo una doble protección: interna y externa.
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