Scottie Scheffler ganó su primer Campeonato Abierto, su cuarto major de su carrera.


Scottie Scheffler (foto AP, vía LaPresse)
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Triunfó con 17 golpes bajo par, completando la última vuelta en 68 golpes, sin titubeos, con la lucidez de quien sabe que para ganar hay que repetir gestos sencillos cuando todo a tu alrededor se complica.
El otro día, en estas páginas, hablamos de su calma, de sus swings con una mecánica impasible, de su precisión sin ruido ni sombra . Hoy en Royal Portrush , Scottie Scheffler ganó su primer Open Championship, el cuarto major de su carrera , presumiblemente en una larga racha, con el mismo ritmo que un paseo dominical, siete golpes por delante de sus perseguidores en un momento dado del día, y con la sensación de que nadie podría detenerlo de levantar la Claret Jug .
Triunfó con 17 bajo par, completando la ronda final en 68, sin titubeos, con la claridad de quien sabe que para ganar hay que repetir gestos sencillos cuando todo a su alrededor se complica. Y así lo hizo, dejando atrás a Harris English, a cuatro golpes, y a Chris Gotterup, que acabó a 12 puntos. Tras él, Fitzpatrick, Clark, Haotong Li, y más abajo, McIlroy , MacIntyre y Schauffele, todos aglutinados en ese pañuelo entre los 11 y los 10 puntos que refleja un torneo muy disputado pero nunca realmente incierto. Bryson DeChambeau cerró con un extraordinario 64 final, la mejor ronda del día, una carrera demasiado tardía para preocupar a Scheffler, pero suficiente para recordarle que, con un comienzo diferente, no habría habido ninguna posibilidad para nadie.
Hubo un momento, alrededor del hoyo 12, en que el viento pareció barajar las cartas, y la multitud en las dunas se levantó como si presentiera un cambio de dirección. Pero nada cambió. Tras un doble bogey, quizá con la intención de animar la trama, Scheffler respondió con un birdie en el 13, y luego contuvo el final con la serenidad de quien ha construido este éxito golpe a golpe.
En Royal Portrush, donde hace cinco años McIlroy lo perdió todo en el primer hoyo frente a su público local, se ha escrito otro capítulo en la historia del golf. El Claret Jug, que por tradición no puede llevarse a casa el ganador, sino que permanece bajo la custodia de la R&A, ha encontrado un nuevo nombre para grabarse al final de la lista iniciada en 1872. Los aficionados a la historia recuerdan que aquí, en estos greens azotados por los vientos del Atlántico, también jugaron Bobby Locke, Peter Thomson y Tom Watson.
No es el golf estadounidense el que se consolida, sino Scottie Scheffler, quien avanza con confianza en su dominio cada vez más marcado. Cuatro majors ganados en los últimos tres años, una consistencia que lo coloca en una liga aparte. Su golf no se basa en el efecto, sino en la consistencia, y hoy más que nunca, con un emocionante final de temporada y el próximo año de mi equipo por delante, parece que nadie ha encontrado la manera de detenerlo.
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