¡Qué noche para Var! Polémica y veneno. El Nápoles a un paso del Scudetto


¡Qué efecto nostalgia! Olvídense del “lo siento Ameri Ciotti” como en los viejos tiempos de “Todo el fútbol minuto a minuto” cuando todavía decíamos buenos días y buenas noches, queridos oyentes…
No, galantería inútil. Reliquias del viejo milenio, cuando el fútbol aún no tenía VAR, el Gran Hermano que todo decide y borra. Y él, como una Inteligencia Artificial diabólica que trabaja y no trabaja, se convirtió en protagonista de un domingo bestial con los partidos de vuelta casi en simultáneo para evitar condicionamientos y presiones psicológicas que podrían haber influenciado el cara a cara del Scudetto entre Inter y Napoli y todo lo que siguió.
¿Resultado? Como si aquel alegre Dario Argento hubiera tomado la dirección, se desató el infierno con todo lo que prevé el guión del fútbol en tiempos del VAR: ventajas, remontadas, continuas sorpresas, protestas desenfrenadas, silencios de la prensa, penaltis pitados y no pitados al filo de esos 130 kilómetros que separan San Siro (donde el Inter empató 2-2 con la Lazio) del Tardini de Parma donde Napoli y los emilianos acabaron 0-0.
¿Así que lo que? Así que nada, la clasificación, a falta de una jornada, permanece como hasta ahora, con el equipo de Conte todavía con un punto de ventaja. Un punto pesado como una montaña, pero que recompensa más al Nápoles porque, después de este corazón y este latido, los azzurri se enfrentarán en casa al Cagliari, ahora definitivamente a salvo después del sonoro 3-0 contra el Venezia, cada vez más cerca de la Serie B, mientras que el Inter de Inzaghi está furioso por el penalti para el 2-2 señalado al equipo de la Lazio (ejecutado por Pedro) después de un toque con el brazo de Bisseck en el área a cuatro minutos del final.
Un penalti pitado por el VAR que pone (casi) una piedra en el suelo para las esperanzas del Inter, sumiendo en el silencio primero al estadio San Siro y después a todo el equipo, con Inzaghi y la cúpula del club atrincherándose en protesta con un duro "no comment" que no presagia nada bueno.
Lo curioso es que, casi al mismo tiempo, el árbitro Doveri señaló penalti para el Nápoles por una falta de Lovik sobre Neres, con todo lo que ello hubiera conllevado porque la posible conversión habría otorgado matemáticamente el Scudetto a los napolitanos. Momentos de ilusión febril, con todo el Nápoles dispuesto a soltar el rugido, y en cambio el habitual VAR lo anula todo por una falta previa de Simeone a Circati. Una falta que, en un pasado no tan lejano, nadie habría notado pero que en cambio resulta decisiva en la anulación del penalti.
¿Así que lo que? Así que también es un empate para el Nápoles. Todo ello mezclado en un furioso duelo que no ocurría desde 2008. Pero ahora los Azzurri están aún más cerca de la meta. Conte lo señala con su forma sincopada de decir y de no decir: “Tenemos que estar en lo más alto, mantenernos concentrados, para ganar un campeonato que sería histórico…”
Mientras Nápoles festeja tibiamente, con los dedos cruzados, en Milán reina un silencio resentido de protesta. El acusado es, por supuesto, el árbitro y, en consecuencia, su brazo tecnológico, es decir, el VAR, que se ha convertido en el auténtico tótem de una velada surrealista que será recordada durante mucho tiempo. En cuanto a los incidentes polémicos, también relatados en otros partidos, las discusiones continuarán interminablemente como siempre ha sido a lo largo de los siglos. También porque el VAR es sólo una herramienta, tecnológicamente ciertamente más precisa, pero que después hay que interpretar.
¿Qué puedo decir? Expresar una opinión, en estos casos, es como echar una cerilla encendida en un bidón de gasolina. Los venerables maestros del sector lo harán ampliamente. Se puede entender la decepción del Inter, que ya saboreaba el adelantamiento con 2-1, pero el brazo extendido de Bisseck es claramente visible. Además, aunque el Nápoles está ahora a un paso del título, el juego aún no ha terminado. Y para crear aún más emoción, de cara a un posible play-off el próximo domingo, los dos partidos decisivos (Napoli-Cagliari y Como-Inter) deberían jugarse en una jornada entre semana, presumiblemente el próximo jueves. Así que nos espera otra noche de destinos cruzados.
¿Y el resto de este domingo, maldito domingo? ¿Qué pasó en los otros campos? Dado que también deberíamos hablar de incidentes del VAR durante media hora más (¡ya basta, por el amor de Dios!), hagamos un rápido resumen.
La Juventus de Tudor, al vencer 2-0 al Udinese, consolidó su cuarta posición (67 puntos) por delante de la Roma (66) que goleó 3-1 a un pobre Milan, ahora a la deriva como un velero sin mástil.
Para los que disfrutan del debate, volviendo a la Juve, señalamos que el segundo gol lo marcó Vlahovic (un bonito centro con la zurda) que no marcaba desde hacía 84 días. Un buen regreso para el delantero centro de la Juventus, pero que no disipa las dudas sobre su permanencia en Turín. Lo más probable es que haga las maletas. La Roma, por su parte, hizo un buen trabajo al celebrar el partido número 500 de Ranieri en la Serie A en el Olímpico. En un estadio abarrotado, Sir Claudio le da a los Giallorossi un quinto puesto que les acerca a la Europa League y que, en caso de una sorpresa final, podría incluso llevarles a la Champions League.
Milán, atrapada en sus propios problemas, casi ya no es noticia. Así como tampoco es noticia la expulsión de Giménez por un codazo reaccionario. Por otro lado, la victoria de la Fiorentina por 3-2 ante el Bolonia, ahora saciado tras ganar la Coppa Italia, fue divertida. El tercer gol de Kean fue decisivo una vez más para la Viola.
¿Y la lucha por el descenso? Cada uno por sí mismo. Tras la eliminación del Monza (derrotado 3-1 por el Empoli), cabe destacar la victoria del Lecce sobre el Torino (1-0) que da un poco de oxígeno a las esperanzas del equipo salentino, tercero con 31 puntos con el Empoli. Por su parte, el Venezia, penúltimo con 29 puestos, está hasta el cuello. Como, por el contrario, continúa su viaje con tranquilidad. A pesar del empate 1-1 en Verona, el equipo de Fábregas se mantiene firme en la parte correcta de la tabla con 49 puntos. El último partido, por cierto, será contra el Inter. En un par de semanas más, este Como desenfrenado habría hecho que el Milan sintiera su aliento en la nuca, pobres Diablos fuera de todos los partidos y prisioneros de una gestión cada vez más inconcluyente.
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