Previa del Mundial de Clubes: lo que veremos en EEUU


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Il Foglio Sportivo: el que gana el mejor
Preparémonos para lo peor, es decir, el Mundial de verdad, el año que viene. Pero mientras tanto, imaginemos que el primer gol de Messi fue algo serio.
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Sabía que pasaría, y que la habitual farsa empalagosa comenzaría de nuevo, con comentaristas y periodistas fingiendo no ver la realidad. Messi marcó su primer gol en el Mundial de Clubes, lo hizo de tiro libre contra un equipo más cojo que yo después de una noche de juerga, el Porto, pateándola al poste del portero, que además se había olvidado de poner una barrera . Eso es suficiente para que empiecen a oírse de nuevo los panegíricos en su honor (me han dicho que en el comentario italiano se decía de un rival que tras hacerle un cañonazo falló un tiro que había sido castigado por atreverse a desafiar a la divinidad), las habituales comparaciones con Cristiano Ronaldo e incluso la exaltación de un equipo, el Inter de Miami, que es la casa de retiro de los exjugadores del Barcelona.
Menos mal que hay aficionados que dicen la verdad sobre este torneo: a pesar de las entradas a precio de ganga o regaladas, siguen dejando las gradas medio vacías durante estos amistosos de verano previos a la retirada, en los que los únicos que creen de verdad son los sudamericanos . ¿Cómo culparlos, por otro lado? Suelen jugar en ligas infames que a nadie fuera de sus fronteras les importan un comino, pero ahora por fin tienen la oportunidad de jugar contra equipos europeos y aprovechar su cansancio para ganar, alimentar a algún escritor borracho con nuevas páginas de épica futbolística y, sobre todo, ser vistos por algún observador.
Me río de quienes interpretan la victoria del Botafogo sobre el París Saint-Germain como una muestra del nivel superior de la Conmebol en comparación con la Champions League (o de los pobres aficionados del Inter, que dicen "¡Pero si entonces podríamos haberle ganado al PSG!"). Honor al compromiso de brasileños, argentinos y empresas avalistas, pero cuidado con las comparaciones: en Europa la temporada ya terminó, allá está en pleno apogeo. Nunca se me habría ocurrido elogiar a los equipos de las antiguas colonias españolas, pero si nos vemos obligados a aguantar el Mundial de Clubes, permítanme brindar por quienes al menos intentan tomárselo en serio en la cancha. La tragedia es que estamos viendo un anticipo de lo que será el verdadero Mundial del año que viene en Estados Unidos: calor, indiferencia de la afición, escenas vergonzosas en la Casa Blanca con el presidente de la FIFA, Infantino, aplastado bajo los pies de un Trump al que le importa el fútbol casi tanto como a mí el baloncesto femenino, y un John Elkann que miraba al presidente estadounidense con el mismo cariño con el que yo miro a mi rubia. Menos mal que Inglaterra ganará, al menos.
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