Polonara: «Mi hija lo entendió todo. Nunca olvidaré la videollamada con la familia Mihajlovic».

Ante la enfermedad, Achille Polonara nunca ha dejado de ser padre, esposo y compañero de equipo. Tras dos meses de hospitalización, su regreso a casa —aunque por ahora a Valencia, no a Bolonia— fue una explosión de emociones. Ahora mira hacia adelante con determinación y amor. Achille Polonara se enfrenta, por segunda vez en pocos meses, a una durísima batalla . Tras ser diagnosticado con cáncer testicular en 2023, el pasado mayo recibió una noticia que nadie quiere oír: leucemia mieloide aguda . A partir de ese momento, todo cambió. Pero no su fuerza. Su regreso a casa, documentado en un conmovedor vídeo, mostró el lado más humano de este campeón: dos niños pequeños lo abrazaron con fuerza tras un mes y medio de ausencia. Sin palabras, solo lágrimas y sonrisas.

“El video surgió de forma espontánea”, declaró Achille al Corriere della Sera. “Erika me dijo: ‘Espera en el coche’. Entonces se abalanzaron sobre mí. Después de tanto tiempo sin verlos, fue maravilloso”. Sus hijos, Achille Jr. (3 años) y Vitoria (casi 5), no sabían que su padre estaba en el hospital. Pero los niños oyen, entienden. Y Vitoria más que nadie. Durante una videollamada, notó que su padre había perdido el pelo y le dijo a su madre, en tono serio: “Me mentiste. Si ha perdido el pelo, significa que está tan mal como la última vez”.
Otra subida por afrontarEl diagnóstico llegó en Bolonia, en el Hospital Sant'Orsola. "De la oscuridad absoluta al terror", recuerda, "incluso a los médicos les costaba encontrar las palabras adecuadas. Cuando escuchas la palabra 'leucemia', solo entiendes lo difícil que es cuando empiezas el tratamiento". Y no fue fácil: constantes sueros, antibióticos, náuseas, días postrada en cama. Para aumentar sus posibilidades de recuperación, Polonara decidió mudarse a Valencia, donde inmediatamente tuvo acceso a una terapia experimental con comprimidos, aún no disponible en Italia. Tras una primera ronda de quimioterapia, comenzó el tratamiento con pastillas. La segunda ronda está programada para el 4 de agosto, tras lo cual regresará a Bolonia para un trasplante de médula ósea.
Una red de afectoEn este difícil viaje, no está solo. A su lado está su esposa Erika, "mi vida", como él la llama. Seis años de matrimonio, un amor sólido, una compañera que nunca lo abandona. "Me impulsa, me mantiene en pie en los momentos más difíciles. Tiene una fuerza increíble". Y luego están sus amigos, sus compañeros de la Virtus Bologna que lo visitaron en el hospital con la Copa Scudetto, y toda la comunidad del baloncesto italiano. El entrenador Gianmarco Pozzecco le escribe a diario. Marco Spissu, su gran amigo, lo llama constantemente. E incluso gente que no conoce, como la familia de Sinisa Mihajlovic, quien luchó contra la leucemia en Bolonia: su esposa Arianna y sus hijos quisieron expresarle su apoyo en un momento tan difícil por videollamada. "Me siento abrumado por un cariño increíble. Esto me da fuerzas. La gente, la afición, mis amigos: me están ayudando a luchar".
Las emociones de la velada, la música y una promesa.Achille no oculta los momentos difíciles. «A veces la oscuridad llega por la noche. No puedo contener las lágrimas, sobre todo cuando escucho ciertas canciones». Una en particular, que se ha convertido en la banda sonora de su lucha: «Il mio giorno più bello nel mondo» de Francesco Renga. Un himno a la vida, la familia y el amor. Y luego hay una frase que lo guía cada día. No viene de un médico ni de un orador motivacional. Viene de su pequeña: «Siempre quiero verte sonreír». Esta, hoy, es la medicina más poderosa para Achille Polonara.
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