Jubileo del Deporte. Papa León XIV: Nadie nace campeón, lo que cuenta es la capacidad de levantarse.

No es casualidad que en la vida de muchos santos de nuestro tiempo, el deporte haya desempeñado un papel significativo, tanto como práctica personal como medio de evangelización. Estas fueron las palabras del Papa León XIV durante la misa celebrada con motivo del Jubileo del Deporte.
Prevost cita el ejemplo del beato Pier Giorgio Frassati, «patrono de los atletas, que será proclamado santo el 7 de septiembre. Su vida, sencilla y luminosa, nos recuerda que, así como nadie nace campeón, nadie nace santo. Es el entrenamiento diario del amor lo que nos acerca a la victoria definitiva y nos capacita para trabajar por un mundo nuevo. San Pablo VI también lo afirmó, veinte años después del fin de la Segunda Guerra Mundial, recordando a los miembros de una asociación deportiva católica cuánto había contribuido el deporte a traer paz y esperanza a una sociedad devastada por las consecuencias de la guerra».
"Los campeones no son máquinas infalibles, sino hombres y mujeres que, incluso cuando caen, encuentran el coraje para levantarse de nuevo."
Queridos deportistas, la Iglesia les confía una hermosa misión: ser, en sus actividades, un reflejo del amor del Dios Trino por su propio bien y el de sus hermanos. Involúcrense en esta misión con entusiasmo: como deportistas, como entrenadores, como sociedades, como grupos, como familias. La combinación de Trinidad y deporte no es precisamente de uso común, pero la comparación no está fuera de lugar. De hecho, toda buena actividad humana lleva en sí misma el reflejo de la belleza de Dios, y el deporte es sin duda una de ellas. Después de todo, Dios no es estático, no está encerrado en sí mismo; es comunión, una relación viva entre Padre, Hijo y Espíritu Santo, que se abre al mundo.
Por eso el deporte puede ayudarnos a encontrarnos con la Trinidad de Dios: requiere un movimiento del yo hacia el otro, ciertamente externo, pero sobre todo interno. Sin esto, se reduce a una competencia estéril de egoísmo.
Pensemos en una expresión que se usa comúnmente en italiano para animar a los atletas durante las competiciones: los espectadores gritan «dai». Quizás no nos demos cuenta, pero es un hermoso imperativo: el del verbo «darse». Y esto nos hace reflexionar: no se trata solo de dar un buen rendimiento físico, sino de entregarse. Se trata de entregarse por los demás, por el propio crecimiento, por los aficionados, por los seres queridos, por los colaboradores, por el público, incluso por los oponentes. Si eres un verdadero deportista, esto va más allá del resultado.
Rai News 24