Era lo único que funcionaba: odiaba hacer ejercicio, hasta que puse una bicicleta frente a mi televisor.

El cuerpo de verano o la comodidad personal, todos nos hemos dicho alguna mañana, al empezar un nuevo año: "Esta vez sí que hace bien, voy a empezar a hacer ejercicio y lo estoy haciendo de verdad". Pero cuando llega el día, el tiempo no acompaña... Te duele el estómago o la cabeza... ¡Así que será mañana! Pero "mañana" significa que tienes una noche con amigos y tienes que volver a casa temprano, prepararte... Y luego han pasado los días y sigues sin hacer nada.
Quizás haya una solución sencilla para ti: montar en bicicleta frente al televisor. Esta opción es apta para todos, desde quienes carecen de motivación hasta quienes tienen problemas de salud que dificultan la vida diaria. Este es el caso de un hombre de 28 años, entrevistado recientemente por el periódico británico The Guardian. Reveló su método para hacer ejercicio regularmente sin aburrirse.

Rhys Thomas solía ser bastante atlético. A los 18 años, sufrió una conmoción cerebral jugando al rugby, lo que lo apartó del deporte por un tiempo. Durante casi diez años, le costó hacer ejercicio con regularidad. "Probé muchas actividades, desde CrossFit hasta Zumba. Aunque algunas eran más divertidas que otras, no había encontrado la manera de mantener una rutina regular y disciplinada sin que se convirtiera en una obligación", explica.
Trabajando desde casa, el riesgo de un estilo de vida sedentario era alto. Rhys incluso especifica que su trayecto de la cama a la oficina es de solo 15 pasos. Este ávido aficionado a los deportes en televisión se vio obligado a buscar una solución. Se impuso una sola regla: "Si quiero ver la televisión, tengo que hacerlo sentado en mi bicicleta estática (el único ejercicio cardiovascular que tolero). ¿Resultado? Llevo meses pedaleando unas seis horas a la semana (...)", explica el hombre de casi treinta años, indicando que lo hace dos horas tres veces por semana, incluso permitiéndose una cerveza a veces durante el entretiempo... sin alcohol, por supuesto.
"Normalmente quemo unas 500 calorías en dos horas", declaró al periódico británico, asegurando que mantener la mente ocupada mientras hace ejercicio es lo único que le ha funcionado. "Me ha ayudado a alcanzar un buen nivel físico (...) pero también me beneficio de los beneficios mentales de la rutina y de las molestias que siento después de esforzarme un poco más", asegura Rhys, admitiendo que su rutina a veces es más difícil que otras, como cuando "el partido es particularmente aburrido o si el wifi se vuelve inestable". Pero su testimonio confirma un hecho bien conocido: combinar deporte con algo que disfrutas es sin duda la fórmula correcta. Ve un podcast, una serie o incluso simplemente escucha música y el tiempo pasará más rápido.
L'Internaute