Vender para poder renovar: las penurias del fútbol femenino también afectan al Súper Barça

La misma semana en la que los dirigentes de la Liga F anunciaban una moción de censura contra su vicepresidente, a quien, a pesar de tener apartado, señalan como chivo expiatorio de su ruinosa gestión, las futbolistas del Levante Badalona denunciaban impagos y promesas incumplidas en sus condiciones laborales. Se confirma así la cruda situación económica del fútbol profesional femenino español. Y, lo que es peor, tras desaprovechar y derrochar una millonada de dinero público.

En esta misma línea puede incluirse el nombramiento de Pau Quesada como sustituto de Alberto Toril en el banquillo del Real Madrid, después de habérselo ofrecido, entre otros, a un ex madridista como Aitor Karanka. La experiencia del técnico valenciano se limita a las categorías inferiores del club, y en el fútbol masculino. Dirigió al Cadete A, el Juvenil C y el Real Madrid C, para después irse al Torino, como asistente del primer entrenador.

Florentino Pérez no termina de ver la rentabilidad del fútbol femenino, algo que, por otro lado, es evidente. De ahí el poco interés que muestra por él, algo que también explica su permanente enfrenamiento con los gestores de la Liga F. El hecho de que hasta once jugadoras se marchen del Real Madrid B es otro ejemplo más de que en la sección que dirige Begoña Sanz no terminan de creerse la viabilidad de un proyecto en el que el Gobierno ha invertido casi 40 millones de euros.

Y qué decir del Athletic de Bilbao, que mantiene la incertidumbre de quién lo entrenará la próxima temporada después de no renovar a David Aznar. El que fuera primer técnico del Real Madrid femenino ha hecho un buen trabajo en estas dos temporadas. Dejó al equipo quinto en la 2023-2024, en la que alcanzó las semifinales de Copa, y ha sido cuarto en la 2024-2025. Sin embargo, la eliminación del torneo del KO ante el Cacereño a las primeras de cambio le dejó tocado y ha terminado hundido.

La marcha de Ingrid Engen... ¿y Mapi León?

La situación del fútbol profesional femenino español es tan deficitaria, que ni el todopoderoso FC Barcelona se libra. Las azulgranas despidieron la temporada 2024-25 ganando la Copa de la Reina y completando así el triplete nacional. Un dominio que no pudo hacer extensivo a Europa al caer en la final de la Champions ante el Arsenal. Deportivamente, el equipo catalán sigue siendo muy fuerte, aunque económicamente no es ajeno a las penurias que genera la mala gestión de la Liga F.

Tras confirmarse que Ingrid Engen no seguirá la próxima temporada, todo apunta a que Mapi León, pareja sentimental de la noruega e inseparables desde su fichaje del Wolfsburgo en 2021, podría acompañarla al que será su nuevo destino, el OL Lyonnes. El club francés ha contratado al ex entrenador azulgrana Jonatan Giráldez y el holding de la magnate Michele Kang, con el también ex del Barça, Markel Zubizarreta, como director de fútbol, pretende recuperar el trono continental.

A diferencia de a Engen, a la aragonesa le resta un año más de contrato, pero precisamente por ello el FC Barcelona quiere hacer caja antes de verla marcha libre. Necesita dinero para poder acometer otras renovaciones de jugadoras que también acaban en 2026, casos de Cata Coll, Ona Battle o Claudia Pina. Ese año también concluye contrato Salma Paralluelo, a la que se le busca salida o al menos por la que se escuchan ofertas por el mismo motivo que Mapi.

Además de fichar libre a Laia Aleixandri, quien regresa al Barça y a Liga F, donde jugó en el Atlético de Madrid durante cinco años, procedente del Manchester City, el director deportivo azulgrana, Marc Vivés, se ha asegurado la continuidad de Irene Paredes, aunque todo apunta a que la ampliación de contrato de la veterana central guipuzcoana hasta 2027 ha llegado acompañada de una pequeña reducción de sus emolumentos.

Una renovación a la baja para aligerar costes

Para hacerse una idea de cuál es la situación real del fútbol femenino español, la ficha de Paredes puede rondar los 120.000 euros por temporada. Una cantidad que el Barcelona le ofreció mantener, aunque en un año de contrato más. Eso sí, al acto de su renovación acudió, además del directivo responsable del Barça femenino, Xavi Puig, y el mencionado Marc Vivés, el presidente, Joan Laporta, quien sigue muy pendiente de un equipo que tantas alegrías le ha dado en los últimos años.

Esto también explica que, por más guiños que le hagan para engatusarle, el club catalán se mantenga crítico con la gestión de la presidenta de la Liga F, Beatriz Álvarez, y su director general, Pablo Vilches, denunciados ante el Consejo Superior de Deportes (CSD) por Rubén Alcaine, el vicepresidente al que pretender cargarle el mochuelo. Sin olvidar a Pedro Malabia, el Mini Yo del citado Tebas, responsable de una estrategia que brilla por su ausencia, que no por su alto coste.

Como señala una garganta profunda, "por fuera, la Liga F luce como una estructura profesionalizada: tiene logo, oficinas, una presidenta que alza la voz por la igualdad, menos con las árbitras, y un relato construido sobre el supuesto crecimiento del fútbol femenino, obviando de dónde venía. Pero, por dentro, lo que emerge es una gestión errática, un despilfarro insostenible y una estructura de poder cada vez más alejada de la realidad de clubes y futbolistas". Difícil decirlo más claro.