El futuro en nuestras manos

Los pericos tenemos un gran acontecimiento en nuestras vidas este sábado. El futuro del Espanyol está en nuestras manos, nosotros podemos aportar mucho más que un granito de arena. Somos mucho más que el jugador número 12. Puede que la ignorancia impida a algunos entendernos, pero es algo que nos trae sin cuidado. He tenido la suerte de leer el formidable artículo de Toni Segarra en La Vanguardia , este formidable publicista y filósofo, titulado “Pornografía o misterio”. Hay una frase que dice: “No puedes medir el amor con números, solo lo puedes medir en términos de intensidad”. Puede que eso sea un misterio para muchos, pero no lo es para los pericos.
Manolo González, entrenador del Espanyol, habla con sus jugadores
Juan Manuel Serrano Arce / GettyAcudiremos al estadio con miedo, el descenso nos acecha peligrosamente. Pero vamos a hacerlo con más fe que miedo. Porque pocas veces alguien puede vivir con tanta intensidad un acontecimiento. Podemos pensar que los jugadores nos han fallado. O que Manolo González algún día no ha estado acertado. Pero la mayoría de las veces los jugadores se han entregado en cuerpo y alma. Y que el entrenador ha sido un soplo de aire fresco en un club donde faltan señas de identidad. La mayoría de veces, el técnico ha sabido inculcar una filosofía de juego que sus jugadores han interpretado a la perfección.
Iremos al estadio con miedo, el descenso acecha, pero vamos a hacerlo con más fe que miedoHe vivido descensos, he vivido ascensos y sobre todo he vivido la generosidad de una afición, como jugador y como aficionado. Les aseguro que todos estos hechos han hecho una mella profunda en mi corazón. Los aficionados que cruzaron Europa en autocar tras el rotundo fracaso que supuso perder la final de la Copa de la UEFA lo primero que hicieron al llegar a Barcelona fue ir al campo de la Chatarra donde entrenábamos. Al unísono empezaron a gritar: “Qué más da, qué más da”. Los jugadores entramos al vestuario emocionados y sin poder contener las lágrimas. Jamás me he sentido tan avergonzado de mí mismo y a la vez tan querido y respetado.
Tenemos la suerte de ser unos aficionados que amamos a nuestro club al margen de los resultados. Uno no deja de querer más o menos a un hijo o una hija porque suspenda. Los queremos porque son de los nuestros. Toda mi familia vivirá el sábado con locura, sufriremos, animaremos y amaremos. Lo haremos en una familia de más de 30.000 personas. Sabiendo que vamos a ser clave para lograr nuestro objetivo. Tenemos que actuar con la responsabilidad que exigen nuestros sentimientos y allí donde no llegue Manolo o los jugadores, tenemos que ser nosotros los que lideremos el éxito.
Lee tambiénComo ya me ha ocurrido otras veces, me invadirán los recuerdos nostálgicos. Aparecerá de nuevo en mi mente la familia Mauri, que me convirtió al periquismo. Me acordaré de nuestro gran capitán Diego Orejuela, de José María Calzón, de María y de muchos socios que siempre aportaron cariño a pesar de las decepciones.
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